40268.fb2 Tinta roja - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 28

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Tinta negra

El reloj despertador quiebra el silencio de la mañana como una roca atravesando un vidrio. Alfonso abre los ojos: el sol que se desparrama por su pieza quema. Rápidamente salta de la cama, apaga el ruido de la campanilla, enciende la radio y se coloca un pantalón de buzo, una polera deforme y sus viejos mocasines argentinos. El locutor informa que son las siete y media de la mañana. Antes de salir, agarra unas monedas y las llaves y cierra la puerta de un portazo. En el espejo del ascensor nota lo enredado que está su pelo. Intenta peinarse pero se detiene en el quinto; una mujer, con una bolsa para el pan, lo queda mirando fijo.

El aire abajo está húmedo, denso y fresco, como cuando uno abre la puerta del refrigerador después de haber sudado en la cama. La ciudad aún tiene algo de silencio y la falta de tráfico confirma la ausencia de escolares y universitarios. Sí hay enfermeras caminando rumbo al hospital de la Católica. Alfonso cruza la calle y se acerca, corriendo, al quiosco. De todas las portadas, la más notoria es la de El Clamor. La tinta roja de las letras gruesas saltan de la página. ¡Tenía el dedo en la boca!, dice a lo ancho de la página. Y el pequeño epígrafe: Mientras lo asesinaban, mordió a su victimario.

Alfonso saca unas monedas de su bolsillo y compra dos ejemplares de El Clamor.

– Dicen que con las huellas dactilares van a atrapar al asesino -le informa el dueño del quiosco mientras le revisa el vuelto.

– Es una gran historia, ¿no?

– No he parado de vender El Clamor. Se me van a acabar.

– ¿Sí?

– Es que es un buen caso. Llama la atención.

Alfonso mira los otros diarios. El único que puso el caso en la portada es el Extra. Dice: Cobarde asesinato en supermercado de Maipú: lo mataron con las bolsas en la mano.

Alfonso cruza de nuevo la calle; sus manos sujetan firmemente los diarios. En el ascensor, a solas, abre uno y va a las páginas del final, antes de Espectáculos e Hípica. El artículo es de página completa: la foto, a lo ancho de la página, posee una inspiración neorrealista. Debajo del título y la bajada, entre paréntesis, está su firma. Sus iniciales, mejor dicho. Apenas dos letras: A y F. Lee el paréntesis una vez más: (Por A. F.; fotografía de Lizardo Escalona).

El ascensor llega al décimo. Alfonso sale y baja un piso. Saca las llaves. Sus manos están teñidas de tinta negra. Las huele. Entra al departamento, deja los ejemplares en la mesa y va al baño. Enciende la luz. Con las dos manos se refriega la cara hasta quedar teñido. Después coge una tijera del botiquín, vuelve al comedor y comienza a recortar el diario.