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Gato por liebre

Alfonso deja la grabadora a un lado, saca el cassette y lo guarda en el bolsillo de su camisa. Relee el artículo en la pantalla del computador.

LA ACOSABA SEXUALMENTE:

EL DEDO ERA DE SU ALUMNA

Redacta la bajada:

Policía de Investigaciones resuelve asesinato del profesor Christián Uribe Ceballos.

Suena el teléfono. Es Roxana.

– ¿No ha aparecido?

– No. El Camión le anda siguiendo la pista. Llamó y me informó que no está en ninguno de sus lugares habituales.

– Este viejo culeado me las va a pagar.

– Según Escalona, tomó bastante al almuerzo. Tuvieron que ayudarlo a levantarse. Después paró un taxi. No se fue con ellos.

– ¿Y tú, Alfonso?

– Yo estaba en el cementerio de Maipú. Agarré una exclusiva, pero no te la voy a dar.

– Sólo quiero saber de Faúndez.

– Espérame, que viene el jefe hacia acá. No cortes.

Darío Tejeda se acerca a Alfonso y lo mira con dureza.

– ¿Y Faúndez?

– Está reporteando, señor.

– ¿Qué?

– Anda en Maipú, en el cementerio. Una señora nos llamó y él partió a investigar. Era una cosa urgente.

– ¿Qué pasó?

– Quiso cambiar a su marido muerto de nicho y encontró el esqueleto de una mujer en el ataúd.

– Genial.

– Sí.

– Escuché por ahí que estuvo muy regado el almuerzo.

– No lo sé, señor. Yo almorcé acá en el diario.

– La conferencia de prensa del dedo la cubrió Faúndez, ¿no?

– Así es.

– ¿Y el artículo ya lo escribió?

– Así es.

– Quiero titular la edición de provincias con eso. El texto tiene que estar listo en veinte minutos.

– Si está listo. Me dejó revisándolo. Todo listo. También tenemos otros casos buenos.

– Nada se compara con lo del dedo. ¿Así que era su amante?

– Diecinueve años. Pero él quiso volver con su mujer.

– De armas tomar la mina.

– Así parece, don Darío.

– Si no llega este borracho, despáchalo tú no más. Y suelta el artículo para que lo pueda leer yo en mi terminal. ¿Vale?

– Vale.

Tejeda se da media vuelta; desparece tras los módulos de Deportes. Alfonso toma el teléfono.

– ¿Estás ahí?

– Lo escuché todo. ¿Qué vas a hacer? ¿Quieres que te dicte? Yo no estuve presente, pero hablé con el Topo Ulloa. Apúrate. Tengo apuntes que pueden servir.

– No te preocupes, ya lo tengo. Transcribí la grabación. Faúndez entrevistó en exclusiva al Inspector Tapia. Todo bien. El Camión encontró la grabadora en el suelo de la camioneta.

– Puta el viejo irresponsable.

– Eso lo sabías de una. Ahora te cuelgo.

– Gracias por defenderlo. Todavía le duele haberte pegado.

– Da lo mismo. Nos vemos.

Alfonso cuelga y vuelve a la pantalla. Teclea unas letras: Por Saúl Faúndez. Sonríe.