40268.fb2 Tinta roja - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 7

Tinta roja - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 7

Prometo acordarme

– ¿Tú crees que al final las cosas terminan dándose como uno quiere? Si uno espera, digo, y se la juega.

– Es una telenovela, Nadia. Me extraña. Las cosas tienen que darse, si no imagínate el caos. La gente saldría a la calle a protestar. Se volverían locos. Seis meses de espera para darse cuenta de que la novela es igual a la vida. No puede ser.

– Pero, en serio, ¿crees?

– Para eso inventaron la ficción: para que uno al menos crea que hay un orden, que existen ciclos.

– No seas latero, no estamos en la Escuela. Basta de tesis.

– Algunas etapas se inician, otras se cierran. De ahí el éxito de las graduaciones, los matrimonios, los funerales. El Año Nuevo, sin ir más lejos…

– Nos vamos a ir a Viña, ¿no?

– Si dejas de hablarme de Lazos profundos.

– Alfonso, ¿qué vas a hacer para el Año Nuevo del 2000?

– Tomarme una pastilla para dormir, ver tele en tres dimensiones, leer un poco… A lo mejor paso a saludar a la Flaca, que va a estar muy vieja.

– ¿Estaremos juntos?

– Fiesta de la Escuela de Periodismo, harta salsa y merengue, vino navegado…

– Prometámonos estar juntos.

– Prometo acordarme de ti. A las once cincuenta y nueve del noventa y nueve.

– Y si estamos casados o en Nueva York…

– ¿Una cosa implica la otra?

– Dime tú.

– Si estoy casado contigo, pensaré en ti… Si estoy casado con otra, también.

– Y si estás famoso.

– Tú vas a ser la famosa, Nadia. Chorreas tanta ambición que podríamos hacer una sopa.

– No seas vulgar.

– En todo caso, el año nuevo del 2000 será igual a éste. O peor, porque al menos sé que este año que viene será distinto…

– Estamos iniciando una nueva etapa.

– Estoy.

– Estamos.

– Cada uno por su lado -recalca Alfonso.

– Espectáculos y Policía.

– No me lo recuerdes.

– Todavía no me perdonas.

– Ocurrió hace un par de horas, Nadia. El perdón no es instantáneo. Tienes que sufrir antes de perdonar, si no qué gracia tiene.

– Recuerda lo que dijo Escobar en clases: la mejor formación que puede tener un reportero es trabajar en la crónica roja. Así se formó él.

– Por qué no lo imitaste, entonces.

– Lo mío es la farándula.

– En El Clamor, espectáculos implica vedettes y topless. Las amigas de mi abuela lo leen, así que sé de lo que hablo.

– Me va a tocar el Festival de la Canción de Viña.

– Podrías alojarte con mi mamá y mi hermana Gina en vez de encerrarte en el Hotel O'Higgins. Te ahorrarías el viático.

– Alfonso, deja de ser irónico. Esta es una gran oportunidad. Para los dos.

– Yo quería El Universo, recuerda. Todo es culpa de esa inepta… No me vine a Santiago para lucirme en un tabloide amarillento, Nadia. Eso lo sabes. Quiero más.

– Aquí te van a dejar hacer cosas. En El Universo sólo sirves el café y te mandan al archivo.

– Pero haces contactos. Te juntas con la gente que da las órdenes en este país, no con los que las siguen.

– La sección policial es el mejor lugar. Vas a aprender mucho más que Juan Enrique, por ejemplo.

– ¿Te gustó?

– Camina como pingüino.

– ¿Y?

– No, me gustas tú.

– Me quieres pero no te gusto.

– Cambiemos de tema, me incomoda hablar de cosas personales.

– ¿Estás segura de que no intentaste dañarme con el Chacal?

– ¿Cómo puedes decirme eso?

– Dime.

– Jamás… pero yo también tengo derecho a estar en lo que quiero.

– El Chacal me considera un imbécil. Partí mal. Cómo me comía las uñas.

– Nada que ver.

– Mi abuela se va a ir a Viña mañana. Y la Esperanza parte a Conce en tren, donde mi prima Ivonne y su marido. Se va a quedar todo el mes. Espero.

– ¿Y tu abuela?

– Se queda en Viña con mi vieja. Voy a estar todo enero solo. Capaz que febrero también. Te podrías venir a vivir acá. Estoy cerca del diario. Nos podemos ir caminando. Es bastante más cerca que La Reina.

– ¿Y la Flaca?

– Abajo, en el ocho.

– ¿Qué va a hacer para el Año Nuevo?

– No soy responsable por la Flaca.

– Pobre, me da pena. Todos sus parientes exiliados.

– La Flaca lo pasa mejor que todos. Mejor que mi madre. Por lo menos viaja. A Europa, donde todos sus exiliados.

– Tu madre me odia.

– Te tiene miedo. Dice que haces lo que quieres conmigo.

– Falso.

– Me gustaría hacer lo que quiero contigo.

– Córtala.

– Lo único que tengo puesto son unos calzoncillos blancos. Chiteco. Me los compró mi abuela.

– Cállate.

– ¿Quieres venirte a alojar mañana? De aquí nos vamos al bus. Tengo pasajes para el 31. En el Tur Bus de la 15:10.

– La hora más fresca -ironiza Nadia.

– ¿Vienes?

– No.

– Por qué.

– No todavía. Pero si quieres, almorzamos en tu casa y de ahí nos vamos al bus.

– Vale.

– ¿Un beso?

– Pero sólo uno.

– ¿Largo? Oye, me saqué los Chiteco. Hace mucho calor acá. Estoy todo transpirado. Mira, toca.

– No seas asqueroso.

– Esa es la idea.

– Chao, Alfonso. Te quiero.

– A veces. Solamente a veces. Y nunca lo suficiente.