40345.fb2 Un Corazon Lleno De Estrellas - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 16

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Un día más

Dado que se había propuesto cazar al día siguiente las tres estrellas que le faltaban, antes de regresar a los barracones Michel detuvo bajo el soportal sonde había encontrado a Herminia por primera vez.

Al verla le pareció que no se hubiera movido de allí en todo aquel tiempo. Envuelta en su manta llena de manchones, en aquel momento tomaba algo parecido a una sopa de un pequeño cazo.

– Aquí llega el cazador de estrellas -dijo con voz alegre y estridente-. ¿Cuántas llevas ya?

– Seis.

– ¡Bravo! Estás dentro de los plazos previstos.

– Me temo que no -respuso angustiado-, porque Eri está al límite de sus fuerzas y me temo que abandone antes de que pueda entregarle su corazón lleno de estrellas. Por eso quiero recortar mañana los tres retales que me faltan.

– Fantástico. Si los consigues, dedicaré toda la noche a tejer un corazón lleno de estrellas para Eri. El boticario me ha regalado una bolsa del algodón para rellenarlo. Eso sr, recuerda que el corazón no funcionará si no encuentras la estrella secreta.

– La décima, lo sé. Pensaré en ello en su momento, Herminia, pero ahora me preocupa dónde encontrar las otras tres. Por más vueltas que le doy, no encuentro más clases de amor fuera de estas seis.

Herminia protestó, porque no estaba en el trato revelarle las categorías del amor, pero finalmente accedió a ayudarlo después de que Michel le enumerara las seis que llevaba recogidas.

– Hablas de personas, animales y plantas -gruñó la mendiga-, pero no tienes en cuenta algo muy importante que hacen los seres humanos. Algo que permite que los muertos sigan hablando miles de años después. ¿Lo captas?

Michel negó con la cabeza mientras la anciana se desesperaba.

– Te daré la última pista: suele ser rectangular y arde con el fuego.

– ¡Libros! -exclamó él-. ¡El amor a los libros!

– O a la cultura y el arte, como quieras llamarlo. Y te daré una pista sobre la estrella número ocho: incluye las seis primeras que ya has encontrado.

El buscador de estrellas reflexionó que tenían en común las personas, los animales y las plantas, el agua y el oxígeno que respiramos. Todo ello tenía…

– Vida -declaró seguro de su deducción-. La octava estrella es el amor a la vida. Con eso ya lo tenemos todo, ¿no? ¿Qué clase de amor engloba la novena estrella?

– Mírate en el espejo -repuso la anciana.

Estaba todo dicho.