77759.fb2 Historias De Los Se?ores Moc Y Poc - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 24

Historias De Los Se?ores Moc Y Poc - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 24

La velocidad

– Moc, ¿me permite hacerle una pregunta?

– Por supuesto.

– ¿Qué cree usted que es más rápida: una cosa roja o una cosa caliente?

– … Caramba, es una buena pregunta. Veamos, ¿usted se refiere a una cosa roja fría y a una cosa caliente que no sea roja?

– ¿Le ayudaría si le doy un ejemplo?

– Por favor.

(El señor Poc va hasta la esquina, ayuda a cruzar la calle a una anciana y regresa.)…

– Un excelente ejemplo de civismo.

– Gracias.

– ¿Podría darme un ejemplo relacionado con lo que hablábamos?

– Tenía uno muy bueno, pero acabo de olvidarlo.

– Si me dice de qué se trataba, quizás pueda ayudarlo a recordar.

– Era el ejemplo de una bola de billar roja y una hoja de papel quemándose.

– Bien. ¿Le sirve si le digo bola de billar, papel?

– ¿A ver un poco más?

– ¿Papel quemándose?

– ¡Ya, gracias! Era el ejemplo de una bola roja de billar y una hoja de papel quemándose… allí la cosa caliente es más lenta que la roja.

– ¿La roja se movía?

– No me fijé.

– ¿La hoja se quemaba y se movía… o estaba quieta?

– Estaba apoyada sobre una mesa, en un tren en movimiento.

– Entonces era más rápida que la bola de billar.

– Menos en las estaciones, allí el tren se detenía.

– Pero la bola de billar no, evidentemente.

– ¡Por supuesto! ¡No me imagino que recogiera pasajeros!

– ¡Ni pensarlo! ¿¡Quién querría viajar sobre una bola de billar!?

– Una hormiga… o un loco.

– ¿En qué otra cosa se parecerán una hormiga y un loco?

– Hay un problema: una hoja de papel se quema bastante rápido, por lo tanto no alcanzaría ni siquiera a llegar a la primera estación sino es convertida en cenizas.

– ¿Sugiere que las cosas que duran son más rápidas que las que no duran?

– Exacto. Usted puede tomar un coche para llegar más rápido a un lugar pero si se descompone a los cien metros, ir a pie habría sido más rápido que en coche, en términos de llegar a ese lugar.

– ¿En qué otra cosa se parecerán una hormiga y un loco?

– Que nadie piensa que una hormiga esté loca porque se mete en un hormiguero.

– ¿Y bien?

– ¿Sí?

– ¿Va a concluir la similitud?

– Ya está.

– No, dijo sólo una parte.

– ¿La primera o la segunda?

– La primera, falta la segunda.

– No sé por qué no habrá venido, a esta hora suele llegar.

– ¿No habrá podido avisar?

– Esperemos unos cinco minutos, si para ese entonces no llega, continuamos la conversación.

– … (Espera.)

– … (Espera.)

– … (Espera.)

– No llegó. ¿Proseguimos?

– Sí, ¿en qué otra cosa se parecerán una hormiga y un loco?

– Se me ocurre un ejemplo relacionado con nuestro tema: una hormiga colorada fría es más rápida que un loco a temperatura normal.

– Ésa es una diferencia, no una similitud.

– A propósito, ¿se parecen en algo una diferencia y una similitud?

– ¡Excelente pregunta! Si se parecieran quiere decir que una diferencia y una similitud no son tan diferentes, pero si no se parecieran quiere decir que no son tan similares.

– En cualquiera de los dos casos, si de hecho una diferencia y una similitud son cosas distintas, quiere decir que hay más diferencias que similitudes.

– ¿Cómo cuántas más calcula usted?

– Así, a ojo de buen cubero… ocho.

– ¿Y si fuera a ojos de buen cubero?

– Dieciséis… yo conocí a uno que de un ojo veía menos, o sea que serían unas quince o catorce.

– No, unas dieciocho, porque si veía menos, seguramente habría más.

– Dieciocho, hay que acordarse de ese número.

– Sí, y finalmente, ¿en qué otra cosa se parecerán una hormiga y un loco?

– Bueno, pero ya teniendo el dato de dieciocho…

– … No importa tanto, ¿verdad?

– Yo creo que no.