77759.fb2
– Moc, ¿me permite hacerle una pregunta?
– Por supuesto.
– ¿Qué cree usted que es más rápida: una cosa roja o una cosa caliente?
– … Caramba, es una buena pregunta. Veamos, ¿usted se refiere a una cosa roja fría y a una cosa caliente que no sea roja?
– ¿Le ayudaría si le doy un ejemplo?
– Por favor.
(El señor Poc va hasta la esquina, ayuda a cruzar la calle a una anciana y regresa.)…
– Un excelente ejemplo de civismo.
– Gracias.
– ¿Podría darme un ejemplo relacionado con lo que hablábamos?
– Tenía uno muy bueno, pero acabo de olvidarlo.
– Si me dice de qué se trataba, quizás pueda ayudarlo a recordar.
– Era el ejemplo de una bola de billar roja y una hoja de papel quemándose.
– Bien. ¿Le sirve si le digo bola de billar, papel?
– ¿A ver un poco más?
– ¿Papel quemándose?
– ¡Ya, gracias! Era el ejemplo de una bola roja de billar y una hoja de papel quemándose… allí la cosa caliente es más lenta que la roja.
– ¿La roja se movía?
– No me fijé.
– ¿La hoja se quemaba y se movía… o estaba quieta?
– Estaba apoyada sobre una mesa, en un tren en movimiento.
– Entonces era más rápida que la bola de billar.
– Menos en las estaciones, allí el tren se detenía.
– Pero la bola de billar no, evidentemente.
– ¡Por supuesto! ¡No me imagino que recogiera pasajeros!
– ¡Ni pensarlo! ¿¡Quién querría viajar sobre una bola de billar!?
– Una hormiga… o un loco.
– ¿En qué otra cosa se parecerán una hormiga y un loco?
– Hay un problema: una hoja de papel se quema bastante rápido, por lo tanto no alcanzaría ni siquiera a llegar a la primera estación sino es convertida en cenizas.
– ¿Sugiere que las cosas que duran son más rápidas que las que no duran?
– Exacto. Usted puede tomar un coche para llegar más rápido a un lugar pero si se descompone a los cien metros, ir a pie habría sido más rápido que en coche, en términos de llegar a ese lugar.
– ¿En qué otra cosa se parecerán una hormiga y un loco?
– Que nadie piensa que una hormiga esté loca porque se mete en un hormiguero.
– ¿Y bien?
– ¿Sí?
– ¿Va a concluir la similitud?
– Ya está.
– No, dijo sólo una parte.
– ¿La primera o la segunda?
– La primera, falta la segunda.
– No sé por qué no habrá venido, a esta hora suele llegar.
– ¿No habrá podido avisar?
– Esperemos unos cinco minutos, si para ese entonces no llega, continuamos la conversación.
– … (Espera.)
– … (Espera.)
– … (Espera.)
– No llegó. ¿Proseguimos?
– Sí, ¿en qué otra cosa se parecerán una hormiga y un loco?
– Se me ocurre un ejemplo relacionado con nuestro tema: una hormiga colorada fría es más rápida que un loco a temperatura normal.
– Ésa es una diferencia, no una similitud.
– A propósito, ¿se parecen en algo una diferencia y una similitud?
– ¡Excelente pregunta! Si se parecieran quiere decir que una diferencia y una similitud no son tan diferentes, pero si no se parecieran quiere decir que no son tan similares.
– En cualquiera de los dos casos, si de hecho una diferencia y una similitud son cosas distintas, quiere decir que hay más diferencias que similitudes.
– ¿Cómo cuántas más calcula usted?
– Así, a ojo de buen cubero… ocho.
– ¿Y si fuera a ojos de buen cubero?
– Dieciséis… yo conocí a uno que de un ojo veía menos, o sea que serían unas quince o catorce.
– No, unas dieciocho, porque si veía menos, seguramente habría más.
– Dieciocho, hay que acordarse de ese número.
– Sí, y finalmente, ¿en qué otra cosa se parecerán una hormiga y un loco?
– Bueno, pero ya teniendo el dato de dieciocho…
– … No importa tanto, ¿verdad?
– Yo creo que no.